Acerca de:
A lo largo del relato Emma explica de forma detallada que gran parte de su niñez la vivió encerrada, ya fuera en una habitación, una casa con hornos de panadería o un convento; si bien el encierro se convirtió en su “zona de confort” al no conocer y no poder salir de los lugares en los que vivía una serie de sucesos como ser abandonada por la señorita María, vivir en un convento donde era rechazada por otras niñas e incluso superiores (monjas), burlas por ser bizca, intento de violación por parte de un cura y curiosidad por saber que había detrás de las cuatro paredes que la rodeaban la llevaron a tomar la decisión de escapar del encierro en el que se encontraba sometida.
Carta a Emma:
Hay historias con las cuales te identificas tanto a tal punto de no tener como refutar que aquello que lees no sea ficción, historias tan reales que te llenan de tantas emociones y sentimientos y con las cuales puedes comparar tu vida y la de la protagonista y encontrar tantas conexiones de vivencias, creencias y pensamientos que después de un largo suspiro y una sonrisa de oreja a oreja dices yo pasé por lo mismo... o por fin encontré a alguien que me entiende.
No, no tengo una historia exactamente igual pero sí bastante similar en algunos aspectos, yo tambien fui esa pequeña niña a quien todos miraban raro y de quien se burlaban por ser bizca, humillada en clases incluso por sus mismos profesores, a ti, pequeña Emma, te hicieron gafas de cartón para corregir el problema y eso solo generó más burlas de parte de las demás niñas, a la pequeña Laura - que usaba un parche para corregir su problema de visión - una profesora le dibujo un ojo y dedicó una clase a burlarse de ello; ambas, tanto tú como yo fuimos niñas formadas en una institución “gobernada” por monjitas donde todos esos seres dulces, entregados y “justos” no siempre lo eran; tú de niña te escondias en un horno de panadería, yo en pequeños rincones del colegio alejada de las demás niñas, tú buscaste la forma de tener amigas buscando entre los mares de niñas unas que parecieran ser indiferentes a tus gafas y se volvieran tus confidentes, yo tambien lo intenté una, dos y tres veces...
Al igual que tú viví las exigencias de estas hermanas en cuanto a vestimenta, también me enseñaron historias y me formarón para cumplir al pie de la letra ciertos rituales y cantar ciertas canciones en ciertos momentos dependiendo de las festividades, que si bien a ti te enseñarón en latín a mi me enseñaron en italiano, además tambien celebré cada fiesta de cada santo al que la cominudad a la que pertenecian las hermanas del colegio profesaba su fe, ayude con la decoración de la capilla dentro y fuera de ella – el colegio cuenta con su propia capilla y para mi siempre fue lo más de todo el lugar -, al igual que tú fui testigo de la rotación de capellanes que asistian al lugar cada año, sin embargo no recuerdo saber porque cambiaban y creeme que sabía muchas cosas del lugar. Al igual que tú sentía asfixia de estar entre esas 4 paredes gruesas que separaban el terreno sagrado y escolar del resto del mundo, mi madre fue profesora en aquella institución aproximadamente 15 años y podría decirse que incluso nací allí, por obligaciones extra que le eran entregadas pasaba en aquel lugar desde las 6 am hasta pasadas las 8 pm, regresaba a casa a dormir y me preparaba para volver a pasar mi día entero de nuevo tras esas 4 paredes... incluso llegaba a estar hasta pasadas las 10 pm cuando de alguna celebración se trataba, a veces por iniciativa propia decidía ayudar en algunos trabajos del mismo, otras al saber que “estaba disponible” me convertía en la mensajera, recepcionista, secretaria y demás de aquellos que estaban al mando en el momento, es por ello que puedo decir que sé mucho acerca de aquel lugar; también aprendí a coser algunos bordados a mano, aunque admito que realmente nunca me gustó la idea y no puse gran empeño en aprender por lo que podría decirse que finalmente no sé nada del tema.
Lastima que ambas vivimos en momentos diferentes en lugares diferentes..., al terminar de leerte, de leer tú historia, interiorizarla y analizarla lo primero que pensé es que entendía parte de aquello que sentías y que hubíera sido una gran experiencia haber conocido tu historia, tus letras, hace mucho tiempo. No sé si sea la palabra adecuada pero podría decir que me encantó aquello que leí, al leer con tal lujo de detalle pude visualizar tus palabras, observar la situación desde tu perspectiva recordando viejos tiempos y al mismo tiempo viviéndolos a la par de la pequeña niña descrita en todo el relato e incluso verme reflejada en ellos.
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